Homilía, miércoles 5
de febrero de 2020.
En esta lectura (2 Sam 24.9-17) David decide hacer el
censo al pueblo de Israel pero en realidad era para saber cuántos hombres de
guerra (soldados) podría tener.
Hoy día los CENSOS se consideran lo
más normal del mundo, pero en aquellos días se consideraba una FALTA DE FE, y
la razón es muy simple: En Israel ¿Quién era el que lo dirigía? Tenía que ser
Dios. El censo denotaba desconfianza ante Dios y fiarse sólo de las fuerzas humanas,
de su ejército.
David, además tenía experiencia
que esto no servía de nada, como por ejemplo la lectura de anterior donde
independientemente del ejército que tuviera, su hijo se revela contra él y
tiene que huir y de nada le sirve el ejército porque pasa a manos de su hijo,
con lo cual, se considera este censo un gran PECADO. Y esto viene de un poco
más lejos; desde el momento en que el pueblo de Israel decide “tener un REY”,
eso es considerado en Dios como un abandono de Él. Recordemos que Israel no
tenía reyes anteriormente, sólo jueces puestos de alguna manera por Dios;
mientras que “tener rey” es “querer SER COMO LOS DEMÁS”, como los países SIN
DIOS, sin el auténtico Dios y eso ya era un PECADO GRAVE; el querer confiar en
las propias fuerzas humanas más que en Dios mismo, un pecado gravísimo.
El pueblo de Israel pidiendo tener rey (1 Sam 8) |
Y aunque nos cuesta entender esto
en la actualidad donde todo se quiere MEDIR; todo es estadísticas, todo es
matemática y control, en aquella época era otra historia: «o te fías de Dios, o
no te fías de Dios». Hoy ya NO NOS FIAMOS DE DIOS.
Y entonces aquí viene el castigo.
El profeta deja escoger entre estos tres castigos: 1) tres años de hambre en tu
territorio; 2) tres años de persecución por tus enemigos, o; 3) tres años de
peste en tus dominios ¿Qué decide él? “La PESTE” porque los demás dependen de
los hombres y de ellos «no se fía». Así que escoge la peste y mueren 77,000
personas. Y alguno podría decir: ¿No es INJUSTO? El mismo David lo reconoce: “¿Qué
culpa tienen ellos? Castígame a mí y a los míos”.
Y aquí hay una nota importante
que, de hecho, sirve para todas las épocas: “LOS PECADOS DE LOS GOBERNANTES LOS
PAGA EL PUEBLO”; el pueblo porque es el pueblo el que decidió que quería TENER
UN REY, pues, entonces, «pagas los pecados del rey». Y en teoría en nuestra
época no estamos por encima de este papel; nosotros que decidimos tener un
gobernante y eso es evidente en nuestra generación. Por eso hay que ir con
mucho cuidado de pensar como piensan nuestros gobernantes «Es que ellos son
DIOSES, pueden hacer lo que quieran» ¡No! ¡Todo lo que hacen lo paga el pueblo!
David, duelo por Absalón |
Por eso en la mentalidad social
cristiana los gobernantes son responsables ante Dios de todo lo que hacen y han
de DAR CUENTAS; y si no le pide cuentas el PUEBLO, se las ha de pedir DIOS.
El problema es que TENEMOS GOBIERNOS
QUE NO CREEN EN DIOS (Amor), y no sólo no creen en Dios sino que LE HACEN LA
GUERRA, y eso es un problema muy serio porque se PAGA y muchísimo por todo lo
que hacen cuando todo se basa sólo en IDEOLOGÍAS y no en la VERDAD y en el BIEN
del pueblo.
Todo este pecado entra muy bien
de lo que estamos celebrando el día de hoy, de estos dos santitos: San
Francisco y Santa Jacinta Marto que son dos pequeños personajes; niños que la
virgen de Fátima se les aparece por pura MISERICORDIA (al pueblo por medio de
ellos), que no tenían ningún mérito especial salvo el hecho de ser SENCILLOS,
puros de corazón, INOCENTES..., más que sólo ser BUENOS NIÑOS, absolutamente de
PUEBLO, ignorantes en las letras si quieres, pero SENCILLÍSIMOS CRISTIANOS que
no sabían ni recitar el ave María completo para rezar el Santo Rosario,
simplemente decían “Dios te salve María, Dios te salve María, Dios te salve María…”
No se la sabían ni entera ¡Pero no importa! El Señor SE VALE DE LOS SENCILLOS
para hacer su obra, y la obra de Dios era que el pueblo cristiano se diera
cuenta de la importancia de la devoción mariana; de que María viene a nuestro
encuentro para llevarnos a Cristo, su Hijo; que nos diéramos cuenta de la
importancia de la ORACIÓN DE LOS POBRES; y cuando se habla de los POBRES no quiere decir simplemente de los MÁS
HUMILDES, los pobres empezando por el PAPA hasta el último CRISTIANO ¿Por qué? Porque
es la oración que todos pueden hacer, es esa oración donde se pone en el centro
a Dios Ntro. Señor y a la Virgen; donde se muestran los misterios de nuestra
FE; donde se reza la gran oración que CRISTO nos enseñó: el «PADRE NUESTRO», y
donde María cobra este PROTAGONISMO para que interceda por cada uno de
nosotros; y la virgen quiere un propósito especial: LA CONVERSIÓN del mundo,
pero especial y PRIMERAMENTE la conversión de nosotros cada día, y después, de
los más necesitados.
Hoy más que nunca es el PECADO
que reina en el mundo, y si creemos que sólo con nuestras SOLAS FUERZAS HUMANAS
como estos gobernantes piensan vamos a vencer el PECADO, estamos perdidos.
Necesitamos la gracia de Dios (amor)
y la intercesión de la Virgen María, y para eso la Oración es FUNDAMENTAL; es
la gran ARMA que tenemos los cristianos y tantas veces despreciada pero la
única con gran fuerza que tenemos: la confianza absoluta de Dios, de la Virgen
y de los Santos como también hoy en México San Felipe de Jesús que, a pesar de las
carencias, nos muestra que poder llegar a ser grandes santos (vistuosos) y dar
ejemplo de este seguimiento fiel a Ntro. Señor y María hasta sus últimas
consecuencias. Y de esta forma Dios continuará actuando en nuestra sociedad, en
la vida, el mundo… aunque todo parezca absurdo para los «NO CREYENTES», pero
que no lo es. Son la FE en DIOS que nos lleva a la SALVACIÓN.