miércoles, 5 de febrero de 2020

EL PECADO DE LOS GOBERNANTES


Homilía, miércoles 5 de febrero de 2020.

En esta lectura (2 Sam 24.9-17) David decide hacer el censo al pueblo de Israel pero en realidad era para saber cuántos hombres de guerra (soldados) podría tener.

Hoy día los CENSOS se consideran lo más normal del mundo, pero en aquellos días se consideraba una FALTA DE FE, y la razón es muy simple: En Israel ¿Quién era el que lo dirigía? Tenía que ser Dios. El censo denotaba desconfianza  ante Dios y fiarse sólo de las fuerzas humanas, de su ejército.
David, además tenía experiencia que esto no servía de nada, como por ejemplo la lectura de anterior donde independientemente del ejército que tuviera, su hijo se revela contra él y tiene que huir y de nada le sirve el ejército porque pasa a manos de su hijo, con lo cual, se considera este censo un gran PECADO. Y esto viene de un poco más lejos; desde el momento en que el pueblo de Israel decide “tener un REY”, eso es considerado en Dios como un abandono de Él. Recordemos que Israel no tenía reyes anteriormente, sólo jueces puestos de alguna manera por Dios; mientras que “tener rey” es “querer SER COMO LOS DEMÁS”, como los países SIN DIOS, sin el auténtico Dios y eso ya era un PECADO GRAVE; el querer confiar en las propias fuerzas humanas más que en Dios mismo, un pecado gravísimo.
El pueblo de Israel pidiendo tener rey (1 Sam 8)

Y aunque nos cuesta entender esto en la actualidad donde todo se quiere MEDIR; todo es estadísticas, todo es matemática y control, en aquella época era otra historia: «o te fías de Dios, o no te fías de Dios». Hoy ya NO NOS FIAMOS DE DIOS.

Y entonces aquí viene el castigo. El profeta deja escoger entre estos tres castigos: 1) tres años de hambre en tu territorio; 2) tres años de persecución por tus enemigos, o; 3) tres años de peste en tus dominios ¿Qué decide él? “La PESTE” porque los demás dependen de los hombres y de ellos «no se fía». Así que escoge la peste y mueren 77,000 personas. Y alguno podría decir: ¿No es INJUSTO? El mismo David lo reconoce: “¿Qué culpa tienen ellos? Castígame a mí y a los míos”.

Y aquí hay una nota importante que, de hecho, sirve para todas las épocas: “LOS PECADOS DE LOS GOBERNANTES LOS PAGA EL PUEBLO”; el pueblo porque es el pueblo el que decidió que quería TENER UN REY, pues, entonces, «pagas los pecados del rey». Y en teoría en nuestra época no estamos por encima de este papel; nosotros que decidimos tener un gobernante y eso es evidente en nuestra generación. Por eso hay que ir con mucho cuidado de pensar como piensan nuestros gobernantes «Es que ellos son DIOSES, pueden hacer lo que quieran» ¡No! ¡Todo lo que hacen lo paga el pueblo!
David, duelo por Absalón

Por eso en la mentalidad social cristiana los gobernantes son responsables ante Dios de todo lo que hacen y han de DAR CUENTAS; y si no le pide cuentas el PUEBLO, se las ha de pedir DIOS.

El problema es que TENEMOS GOBIERNOS QUE NO CREEN EN DIOS (Amor), y no sólo no creen en Dios sino que LE HACEN LA GUERRA, y eso es un problema muy serio porque se PAGA y muchísimo por todo lo que hacen cuando todo se basa sólo en IDEOLOGÍAS y no en la VERDAD y en el BIEN del pueblo.

Todo este pecado entra muy bien de lo que estamos celebrando el día de hoy, de estos dos santitos: San Francisco y Santa Jacinta Marto que son dos pequeños personajes; niños que la virgen de Fátima se les aparece por pura MISERICORDIA (al pueblo por medio de ellos), que no tenían ningún mérito especial salvo el hecho de ser SENCILLOS, puros de corazón, INOCENTES..., más que sólo ser BUENOS NIÑOS, absolutamente de PUEBLO, ignorantes en las letras si quieres, pero SENCILLÍSIMOS CRISTIANOS que no sabían ni recitar el ave María completo para rezar el Santo Rosario, simplemente decían “Dios te salve María, Dios te salve María, Dios te salve María…” No se la sabían ni entera ¡Pero no importa! El Señor SE VALE DE LOS SENCILLOS para hacer su obra, y la obra de Dios era que el pueblo cristiano se diera cuenta de la importancia de la devoción mariana; de que María viene a nuestro encuentro para llevarnos a Cristo, su Hijo; que nos diéramos cuenta de la importancia de la ORACIÓN DE LOS POBRES; y cuando se habla de los POBRES  no quiere decir simplemente de los MÁS HUMILDES, los pobres empezando por el PAPA hasta el último CRISTIANO ¿Por qué? Porque es la oración que todos pueden hacer, es esa oración donde se pone en el centro a Dios Ntro. Señor y a la Virgen; donde se muestran los misterios de nuestra FE; donde se reza la gran oración que CRISTO nos enseñó: el «PADRE NUESTRO», y donde María cobra este PROTAGONISMO para que interceda por cada uno de nosotros; y la virgen quiere un propósito especial: LA CONVERSIÓN del mundo, pero especial y PRIMERAMENTE la conversión de nosotros cada día, y después, de los más necesitados.

Hoy más que nunca es el PECADO que reina en el mundo, y si creemos que sólo con nuestras SOLAS FUERZAS HUMANAS como estos gobernantes piensan vamos a vencer el PECADO, estamos perdidos.

Necesitamos la gracia de Dios (amor) y la intercesión de la Virgen María, y para eso la Oración es FUNDAMENTAL; es la gran ARMA que tenemos los cristianos y tantas veces despreciada pero la única con gran fuerza que tenemos: la confianza absoluta de Dios, de la Virgen y de los Santos como también hoy en México San Felipe de Jesús que, a pesar de las carencias, nos muestra que poder llegar a ser grandes santos (vistuosos) y dar ejemplo de este seguimiento fiel a Ntro. Señor y María hasta sus últimas consecuencias. Y de esta forma Dios continuará actuando en nuestra sociedad, en la vida, el mundo… aunque todo parezca absurdo para los «NO CREYENTES», pero que no lo es. Son la FE en DIOS que nos lleva a la SALVACIÓN.

sábado, 23 de marzo de 2019

¿Qué mérito hay?


Si ustedes aman al que les ama ¿Cuál es el mérito? Hasta los publicanos actúan así. Si ustedes quieren convivir tan sólo con aquellos que son de su agrado o mentalidad ¿en qué está la novedad? Es una reacción instintiva. Miren a su Padre ¿Creen ustedes que ese sol caliente y fecunda solamente los campos de los justos? También los campos de los injustos y de los traidores. El Padre es así. Los hombres le disparan blasfemias y El les envía un sol fecundante. Sean como El.

Si ustedes son cariñosos y saludan tan sólo a sus parientes y amigos ¿En qué se diferencian de los demás? Hasta los ateos proceden así.

Miren esa lluvia ¿Acaso el Padre hace discriminación, regando los campos de los buenos, y dejando áridos los campos de los blasfemos e ingratos? Él no guarda rencor ni toma venganza. Devuelve bien por mal y envía indistintamente la lluvia benéfica sobre los unos y los otros. Sean como El, y se llamarán hijos benditos del Padre celestial.

-"sube conmigo", Ignacio Larrañaga

Así es el Padre


Jesús salta al combate del espíritu después de experimentar el amor del Padre.

En el crecimiento evolutivos de sus experiencias humanas y también divinas (Lc 2,52). Jesús, siendo joven de veinte o veinticinco años, fue experimentando progresivamente que Dios no es, sobre todo, el Inaccesible o el Innominado, aquel con quien había tratado desde las rodillas de su Madre.

Poco a poco, Jesús, dejándose llevar por los impulsos de intimidad y ternura para con su Padre llegó a sentir progresivamente algo inconfundible: que Dios es como un Padre muy querido; que el Padre no es, primeramente temor sino Amor; que no es, primeramente, justicia sino Misericordia; que el primer mandamiento no consiste en amar al Padre sino en dejarse amar por El.

La intimidad entre Jesús y el Padre fue avanzando mucho más lejos. Y cuando la confianza --de Jesús para con su Padre-- perdió fronteras y controles, un día (no sé si era de noche) salió de la boca de Jesús la palabra de máxima emotividad e intimidad: ¡Abbá, querido Papá!

Y ahora sí, Jesús podía salir sobre los caminos y las montañas para comunicar una gran noticia: que el Padre está cerca, nos mira, nos ama. Y nos reveló al Padre, con comparaciones llenas de belleza y emoción.

¿Vieron alguna vez que un niño hambriento pida un pedazo de pan a su padre, y éste le dé una piedra para que se rompa los dientes? O si le pide pescado frito ¿acaso su padre le dará un escorpión para que lo pique y lo mate? Estallan las primaveras, brillan las flores, anidan los pájaros, todo se cubre de esplendor, arden las estrellas allí arriba ¿Quién da vida y belleza a todo esto? El Padre se preocupa de todo ¿A caso no valen más ustedes que los pájaros, las flores y las estrellas? Hasta los cabellos de su cabeza y los pasos de sus pies, todo está enumerado. El Padre no los vigila, los cuida.

Pidan, llamen, toquen las puertas. Se les abrirán las puertas, encontrarán lo que buscan, recibirán lo que piden. Su único problema consiste en dejarse envolver y amar por el Padre. ¡Si ustedes supieran cuánto son amados por Él, si ustedes conocieran al Padre… nunca sabrían de tristezas ni de miedos. Y ahora compórtense con los demás, tal como el Padre procede con ustedes.

Desde hace mucho tiempo me asiste la más fuerte convicción en el sentido de que vivir el Evangelio consiste, originalmente, en experimentar el amor del Padre, precisamente del Padre. Cuando se siente eso, surge en el corazón humano, un deseo incontenible de tratar a los demás como el Padre me trata a mí. A partir de esa experiencia, el otro se transforma, para mí, en hermano.

Íntimamente me asiste también la más completa seguridad de que eso mismo sucedió a Jesús: experimentó intensamente el amor del Padre, cuando era un joven. Y al impulso del dinamismo de ese amor, Jesús salió al mundo para tratar a todos como el Padre lo había tratado a El. Como mi Padre me amó, así los he amado a ustedes.

Este es el programa que Jesús propone a los hombres. Aquí está la revolución, la “novedad” profunda y radical del Evangelio. Jesús es SU HIJO amado. Nosotros somos sus hijos amados.

Así comprendemos la motivación o sentido profundo de las actitudes eangélicas de Jesús. Cuando el Señor Jesús, a sus doce años, responde a su Madre que el Padre es su única ocupación y preocupación, quiere indicar con otras palabras: mi Padre es mi madre, queriendo decir que toda la ternura que le podía dar su Madre, ya se la había dado su Padre.

Cuando Jesús dice que la voluntad del Padre nos constituye en padre, madre, esposa… (Mt 12,50) quiere decir esto: que el amor del Padre nos da a sentir una ternura mucho más profunda que la de una madre muy querida, y mayor satisfacción que miles de propiedades y hectáreas.

Y así surge la comunidad, como una necesidad de amor, como un espacio vital donde poder derramar las energías y el calor que hemos almacenado, provenientes del sol del Padre.

El modelo de conducta para el trato mutuo, en una comunidad, es el Padre mismo. El programa de Jesús se resumen en esto: sean como el Padre.



Fraternidad


...la palabra hermano designa, en los primeros libros de la Biblia, a los nacidos de un mismo seno materno, a los pertenecientes a una misma tribu (Dt 25, 3). Más tarde designa también a todos los hijos de Abraham. Pero de ahí no pasó.

Sin embargo, muy pronto, en la aurora misma de la humanidad, esa primitiva fraternidad la encontramos ensangrentada.
¿Qué había sucedido? Como preludio de todos los odios y asesinatos, Caín había ejecutado a Abel, por envidia. Y, peor que eso, la indiferencia y el desprecio extendieron sus alas negras sobre el paraíso. A la pregunta ¿Dónde está tu hermano? Resonó, entre las lomas del paraíso, una respuesta brutal: “¡qué sé yo!, ¿Quién me encargó cuidar de mi hermano?” (Gn 4,9).

Y así nos encontramos con el hecho de que, el egoísmo, la envidia y el desprecio proyectaron su sombra maldita sobre las primeras páginas de la Biblia.

Desde ese momento hasta el fin del mundo, el egoísmo levantará sus altas murallas entre hermano y hermano. ¡Qué tremenda carga psicoanalítica contienen las palabras de Dios a Caín: ¿Por qué andas sombrío y cabizbajo? Si procedieras con rectitud, ciertamente caminarías con la cabeza erguida. Pero sucede que el egoísmo se esconde, agazapado, detrás de tu puerta. Él te acecha como una fiera. Pero tú tienes que dominarlo (Gn 4,7).

He ahí el programa: controlar todos los ímpetus agresivos que se levantan desde el egoísmo, suavizarlos, transformándolos en energía de amor, y relacionarnos, unos con otros, en forma de apertura, comprensión y acogida.

Pero, ¿Quién es capaz de derrotar el egoísmo y hacer esa milagrosa transformación? El llamado inconsciente es una fuerza primitiva, salvaje y amenazadora ¿Quién podría dominarlo? El Concilio responde que ya hubo alguien que lo derrotó: Jesucristo (GS 22).

-"sube conmigo", Ignacio Larrañaga

sábado, 23 de junio de 2018

La verdadera RIQUEZA


La riqueza no sólo se traduce en “dinero”; es mucho más que eso. Se trata del “ser humano”. Hemos denigrado tal concepto que hemos puesto lo material, el dinero, como prioritario, como el objetivo a alcanzar. El dinero está sólo a nuestro servicio y nos debe ayudar a alcanzar nuestros sueños, a tener “para compartir”, cuidar lo que tenemos y nos da de vida como la madre naturaleza... y no para hacernos “ogros” comiéndonos y pisoteando al hermano con tal de alcanzarlo. A esto último se llama “mediocridad”, falta de originalidad, vacío espiritual.

El dinero es el causante de grandes injusticias y, por lo mismo, el que lo obtiene sin sacrificios, hasta se vuelve monstruo de los demás, de la misma naturaleza. El dinero, pues, debe estar al servicio del hombre; debe “servir”, ayudar; mejor aún, debe “dignificar”.

Estamos tan mal educados a este respecto que hasta los “puestos políticos” son tan “deseados” por lo que en ellos se puede “ganar” materialmente hablando, y olvidando lo esencial, lo que lo debería mejor caracterizar: “servir” al pueblo, “ayudar”. Pocos piensan verdaderamente en esto.

El valor más grande que el mismo dinero, lo material, es el “valor humano” como la “honestidad” curiosamente encontrado más fácilmente entre los que “menos tienen”. Así, en nuestra sociedad hay muchos “ladrones” muy bien vestidos con la mente embotada por el poder, la ambición… porque no les alcanza (ni les alcanzará nunca), el dinero, el poder, no les llena. Piensan en el binomio dinero-poder como felicidad, no tienen otro valor; no disfrutan la vida y piensan que llenando sus bodegas, sus cocheras… llenarán su espíritu. De ahí el dicho de “son tan pobres que lo único que tienen es dinero”. Si es así  ¿Cuántos pobres ricos, mediocres no tenemos en la sociedad comenzando con los que supuestamente están “para servir” al pueblo (políticos)?


Pero el dinero es “bueno” cuando es un “medio” y no un fin; cuando nuestro corazón no se queda en él sino que ve más allá: “ve al hermano” y piensa en ayudar, a levantar…

Nacimos pobres quizás (materialmente hablando) pero aquí puede estar nuestra riqueza espiritual que, no teniendo lo material, indispensable, sobre todo el dinero, aprendamos lo que podemos hacer sin él; sin él a menos al principio porque con unidad todo se puede lograr. Conocemos otros valores como el de ganarnos el pan con nuestro sudor, con trabajo, mejor dicho, “no robando”. Quería decir “ganarnos con trabajo lo que “merecemos” pero ni esto se aplica en un sistema tan injusto que quitan aún de más a los que menos tienen, donde se hace trabajar más que lo que se paga, los salarios son inestables y desiguales, “injustos”, peor aún, para los que no tienen estudios pues “no hay oportunidad”, sólo se trabaja para “sobrevivir”. En esto es en lo que deberían de trabajar los gobernantes “Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un novillo de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman…” (Éxodo 32,8). Esto es un egoísmo, una desigualdad y ambición desmedida. Estamos “mal educados como sociedad” que hasta por él (dinero) llegamos a “matar” ¡Qué mediocridad! dar la vida por un ídolo que no siente, no ve, no se mueve: el dios dinero; un dios que en lugar de dar vida da muerte incluso al que lo obtiene malamente.


"Hay cosas que el dinero no puede comprar como la felicidad,
unidad, felicidad, amor..."
 Unirnos, pues, ya es una riqueza alcanzada entre los que menos tienen; se fortalecen sueños, se lucha por lo que se quiere, se adquiere más valor humano a falta de él (dinero); se valora más la compañía humana: al hermano (a) que te ayuda en la adversidad, al amigo… es el crisol donde se prueban los corazones, donde aflora más eficazmente “la humildad”, la paz, serenidad por no deberle nada a nadie (moralmente hablando) antes que haber dado la mano. Esa es la Paz interior: saber ver al hermano, verlo, “servirlo”, amarlo porque sabe lo que “se padece” y, por ello, se compadece. “nadie comprenderá mejor al hambriento que quien lo ha padecido”. Somos más humanos, orginales; somos "más hermanos".

Dice sabiduría: “la muerte es terrible para el impío (rico),” que disfruta de la tierra con injusticias, para el que no sufre y además pisotea al prójimo con tal de defender (se) su placer y comodidades; para el que, en pocas palabras, es “cobarde”, porque no sabe o supo luchar por sus ideales honestamente, más preciados que el mismo dinero y se aprovecha de los demás; porque se queda en el confort y se acostumbró; “en lo que ve” y donde Dios (justicia) no aparece, no le conviene que exista; en cambio para el justo es hasta “deseable” porque no es fácil saber amar y lo hace; porque implanta justicia, restituye, dignifica y le da más importancia a lo esencial, a lo que le trae paz: “el amar”. El que hace esto ya tiene su felicidad anticipada, una probadita de su futura cosecha. Por eso la muerte no es algo temible más que “esperanza”, descanso después de una ardua jornada de trabajo en su paso por este mundo. Se trata pues, y más con el dinero, de implantar justicia, el reino de Dios; de usarlo para “amar”, dignificar…
El dinero es ese punto medio, el pretexto, el anzuelo, la herramienta para poder ayudar o corrompernos y dividir más que sumar; para sembrar muerte, odio, miedos con tal de conseguirlo. Así, tenemos la oportunidad de fortalecernos o “destruirnos”; de ser, o egoístas o empáticos con el hermano. Sólo el débil da su corazón, incluso la vida misma, al dinero, pensando que es “lo esencial” y no un medio para “ser mejores” no sólo material sino moral y espiritualmente.
Sólo hasta que se haya talado el último árbol,
contaminado el último mar y muerto el último pez,
el hombre entenderá que no se puede comer el dinero.

El único gran rival y que puede estar por encima del dinero, el que trae paz y seguridad, serenidad… es “el amor”. Curiosamente éste atrae todo lo que necesitas o sabes luchar honestamente. Es el motivante puro y el que ama sabe “usar” el dinero y no “quedárselo”. Sólo los vacíos le dan más valor de lo necesario y lo “guardan”, se lo quedan en lugar de compartirlo y hacerlo rendir para “ayudar”... son egoístas, solitarios.

¡Ojo pues! “ganar dinero” no precisamente te hace mejor persona, al contrario, te puedes corromper y perder más oportunidades para tu paz interior, para ganar a Dios, el reino (amor). “Gánense amigos con el dinero tan lleno de injusticias”. (Lc 6, 9-15)

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Génesis 3,1-24 El pecado

Conviene tener en cuenta que este relato del Paraíso está construido, por lo menos hasta el versículo 14, sobre la base de un mito mesopotámico. El redactor utiliza materiales de la mitología mesopotámica para resolver cuestionamientos de tipo existencial y de fe que necesitaban los creyentes de su generación.

La tentadora aquí no es la mujer como el mito en el cual se basa este pasaje, sino la serpiente, la seducción tampoco viene de la mujer, sino del fruto que era una delicia ver y deseable para adquirir conocimiento (v. 6). La mujer hará partícipe al hombre del fruto del árbol que no tiene nada que ver con la sexualidad.


La gran tentación del ser humano y su perdición es ponerse a sí mismo como medida única de todas las cosas y poner su propio interés como norma suprema, prescindiendo de Dios.

Cada vez que el ser humano ha actuado así a lo largo de la historia, los resultados siempre fueron, y siguen siendo, el sacrificio injusto de otros seres, la aparición del mal bajo la forma de egolatría, placer, despotismo... y ésta sí que fue la experiencia constante de Israel como pueblo.

El mito ilustra bien el planteamiento que vienen haciendo los sabios de Israel: el mal en el mundo, en las naciones y en la sociedad, no tiene otro origen que en el mismo ser humano cuando se deja atrapar y dominar por la terrenalidad -adamicidad- que lleva dentro.

Al crear al ser humano a su imagen y semejanza, Dios estableció una alianza  de amor con la humanidad. El amor nace libremente del corazón y no puede forzarse, por eso, cuando Adán y Eva desobedecen a Dios, rompen su relación de amor con Él.

De esa primera separación de Dios se deriva nuestra tendencia a usar mal la libertad y no responder positivamente a su amor. El pecado nos aleja de Dios al preferirnos a nosotros mismos sobre él, lo que tiene consecuencias de sufrimiento y muerte. Pero el bien y el amor de Dios triunfan sobre el mal, como lo presenta la derrota que sufrirá la serpiente, símbolo del mal, por medio de una mujer (Gn 3,15)

Mira el símbolo: la inmaculada.
La imagen de la inmaculada es símbolo
del triunfo  de Dios sobre el mal. Dios
prometió en el paraíso que una mujer
humillaría a la serpiente al dar a luz a
 su hijo. María es esa mujer.


No te dejes abrumar por el mal que hay alrededor de tí, porque Dios envió a Jesús justamente para liberarnos del pecado y darnos la vida eterna. Al contrario, usa bien tu libertad, vuelve tu mente y corazón a Dios, y acógete en los brazos amorosos del Creador.

ACTIVIDAD

1. Busca y vuelve a leer la cita bíblica
2. Busca en internet u otros medios noticias sobre el pecado del hombre que repercute en daño a los demás y analiza cómo actúan (intención) y consecuencias de sus acciones.
3. ¿Qué es el pecado? escribelo y mándamelo.
4. Una vez enviado lee el artículo sobre "el amor propio" que muchas veces confundimos con el amor de Dios. Un amor que busca hacernos aparecer a nosotros más que a Dios mismo. Todos los honores de lo que tenemos de bueno se lo debemos a Dios. Este artículo lo encontrarás en la columna derecha de este blog hasta arriba. si deseas leer más al respecto de este artículo solicítamelo via mail. Haz un comentario y envíamelo

jueves, 15 de septiembre de 2016

Genesis 2,4b-25 (parte 2) La adamicidad del Hombre (ser polvo)

Según el relato que nos ocupa, el ser humano, -polvo tierra-, de la misma materia de la que fueron hechos los animales (v19).

En la creación del ser humano y de los animales se pueden destacar al menos tres elementos comunes:

  1. El ser humano es formado con "arcilla del suelo", elemento del que también están hechos los animales (7.19).
  2. Dios da al ser humano "aliento de vida". pero también lo reciben los animales (Cfr. 7,15.22; Sal 104,29s).
  3. El ser humano es llamado a "ser viviente". Los animales reciben idéntica denominación (1,21; 2,19; 9,10). ¿Significa que el ser humano es igual en todo a un animal? La biblia responde negativamente y responde. Al ser humano, Dios le da algo que no poseen los animales: la semejanza e imagen de con Él (1,26), imagen que empieza a perfilarse desde el momento en que Dios sopla su propio aliento en las narices del ser humano acabado de formar (7).
    reflejo de Nuestra "Adamicidad"

Así pues, el ser humano no es humano sólo por el hecho de tener un cuerpo; lo específico del ser humano acaece en él cuando el Espíritu de Dios lo habita, lo hace apto para ser alguien humanizado.
Dicho de otro modo, lo humano acontece en el hombre y la mujer cuando su materialidad -"adamacidad"- demuestra estar ocupadagpor el Espíritu de Dios.

También nuestros fracasos, la violencia y la injusticia que rigen en nuestro mundo tienen que ver con esta tendencia natural a atrapar y a eliminar a quien se atraviese en nuestro camino.

Este texto nos invita a darnos cuenta de nuestra natural adamacidad pero también darnos cuenta de que dentro de cada uno de nosotros se encuentra la presencia del Espíritu que sólo espera la oportunidad que nosotros le demos para humanizarnos y así poder soñar con una sociedad nueva, gracias a nuestro esfuerzo colectivo.

Actividades:

1 ¿Qué entiendes por Adamicidad (ser material) del hombre?

2. El hombre fue creado a base de polvo de tierra igual que los animales ¿qué diferencia al hombre del animal?

3. Busca las citas que se mencionan en el apartado número 2 de este texto, recuerda que Cfr. significa Confrontar, es decir, ir a la Biblia y leerlo por tus propios ojos.

4. Comentar con tu cuenta Gmail aquí abajo. Si no tienes gmail puedes enviarme tu trabajo a alex18225gm@gmail.com

5. Esto me recuerda y se ejemplifica muy bien estas dos naturalezas respecto a nuestra humanización en el siguiente relato de Caín y Abel. Todo lo que tenemos de mal lo debemos a nuestra naturaleza deficiente (el polvo) y lo que tengamos de bueno se lo debemos a Dios que supera nuestra Adamicidad... Mira el video: (hay otros videos que puedes ver al respecto).

Fecha de límite de entrega 22 de septiembre