miércoles, 21 de septiembre de 2016

Génesis 3,1-24 El pecado

Conviene tener en cuenta que este relato del Paraíso está construido, por lo menos hasta el versículo 14, sobre la base de un mito mesopotámico. El redactor utiliza materiales de la mitología mesopotámica para resolver cuestionamientos de tipo existencial y de fe que necesitaban los creyentes de su generación.

La tentadora aquí no es la mujer como el mito en el cual se basa este pasaje, sino la serpiente, la seducción tampoco viene de la mujer, sino del fruto que era una delicia ver y deseable para adquirir conocimiento (v. 6). La mujer hará partícipe al hombre del fruto del árbol que no tiene nada que ver con la sexualidad.


La gran tentación del ser humano y su perdición es ponerse a sí mismo como medida única de todas las cosas y poner su propio interés como norma suprema, prescindiendo de Dios.

Cada vez que el ser humano ha actuado así a lo largo de la historia, los resultados siempre fueron, y siguen siendo, el sacrificio injusto de otros seres, la aparición del mal bajo la forma de egolatría, placer, despotismo... y ésta sí que fue la experiencia constante de Israel como pueblo.

El mito ilustra bien el planteamiento que vienen haciendo los sabios de Israel: el mal en el mundo, en las naciones y en la sociedad, no tiene otro origen que en el mismo ser humano cuando se deja atrapar y dominar por la terrenalidad -adamicidad- que lleva dentro.

Al crear al ser humano a su imagen y semejanza, Dios estableció una alianza  de amor con la humanidad. El amor nace libremente del corazón y no puede forzarse, por eso, cuando Adán y Eva desobedecen a Dios, rompen su relación de amor con Él.

De esa primera separación de Dios se deriva nuestra tendencia a usar mal la libertad y no responder positivamente a su amor. El pecado nos aleja de Dios al preferirnos a nosotros mismos sobre él, lo que tiene consecuencias de sufrimiento y muerte. Pero el bien y el amor de Dios triunfan sobre el mal, como lo presenta la derrota que sufrirá la serpiente, símbolo del mal, por medio de una mujer (Gn 3,15)

Mira el símbolo: la inmaculada.
La imagen de la inmaculada es símbolo
del triunfo  de Dios sobre el mal. Dios
prometió en el paraíso que una mujer
humillaría a la serpiente al dar a luz a
 su hijo. María es esa mujer.


No te dejes abrumar por el mal que hay alrededor de tí, porque Dios envió a Jesús justamente para liberarnos del pecado y darnos la vida eterna. Al contrario, usa bien tu libertad, vuelve tu mente y corazón a Dios, y acógete en los brazos amorosos del Creador.

ACTIVIDAD

1. Busca y vuelve a leer la cita bíblica
2. Busca en internet u otros medios noticias sobre el pecado del hombre que repercute en daño a los demás y analiza cómo actúan (intención) y consecuencias de sus acciones.
3. ¿Qué es el pecado? escribelo y mándamelo.
4. Una vez enviado lee el artículo sobre "el amor propio" que muchas veces confundimos con el amor de Dios. Un amor que busca hacernos aparecer a nosotros más que a Dios mismo. Todos los honores de lo que tenemos de bueno se lo debemos a Dios. Este artículo lo encontrarás en la columna derecha de este blog hasta arriba. si deseas leer más al respecto de este artículo solicítamelo via mail. Haz un comentario y envíamelo

3 comentarios:

  1. Hola, si quiero saber más de este artículo sobre el amor propio, me puedes mandar más información por favor, gracias

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